Roberto Quesada, a quien el prestigioso escritor norteamericano Kurt Vonnegut ha llamado:" Claro, vivaz y muy talentoso escritor", nació en Honduras, en 1962. En 1986 fundó y dirigió la revista literaria SobreVuelo. Es autor de El desertor (cuentos, 1985), Los barcos (1988), que ha tenido gran éxito en Los Estados Unidos, y El humano y la diosa (1996), que obtuvo el premio del Instituto Latinoamericano de Escritores en los Estados Unidos. Big Banana, su tercera novela, también ha tenido una magnífica acogida en los Estados Unidos en 1999, y de igual forma su edición en español (Seix Barral, 2000). Su obra ha recibido favorables comentarios de importantes publicaciones literarias, entre otras The New York Times Book Review y Babelia (El País, España).
Desde 1989 reside en Nueva York. Ha dado conferencias en varias universidades norteamericanas y en la actualidad es el Primer Secretario de la Embajada de Honduras ante las Naciones Unidas. Sus cuentos figuran en diversas antologías publicadas en alemán, ruso, inglés y español; entre las más reciente se encuentra Se habla español. Voces Latinas en USA (Alfaguara 2000).
En 1985 edita por cuenta propia su primer libro de cuentos: E DESERTOR, donde se advierte a un narrador que dará mucho que hablar y levantará algún revuelo entre los círculos intelectuales de Honduras.
En esta serie de cuentos subyace un sentimiento de repudio a la guerra, a la manipulación del hombre, a la alienación. Cada cuento está trabajado con fino sentido del humor en los que se desnuda al hondureño tal cual es. Diría que es una radiografía de nuestra idiosincrasia. El libro en mención está dividido en tres partes. Utiliza mayormente el diálogo como forma de comunicar y hacer hablar a sus personajes. Algunos cuentos tienen un carácter anecdótico. A mi parecer los mejor logrados son: El Desertor, El último habitante de Macondo y quizá, El cielo se ha movido.
Año 1988. Aparece Los BARCOS, la primera novela de Roberto Quesada. Los acontecimientos de esta novela se desarrollan en La Ceiba. La historia trata de Guillermo, un muchacho de ciudad que va a buscar trabajo a las piñeras de la Standard. Él quiere ser escritor. Conoce la vida de los recolectores de piñas entre ellos: Don Chago, Santiago su amigo, el poeta —que por algunas señales advertimos se trata del poeta José Adán Castelar (su padrastro), los conflictos laborales entre la transnacional y los trabajadores, el amor de Idalia, la alienación de la sociedad, la sicosis de guerra que vive el país a raíz del triunfo de la revolución nicaragüense.
Los diálogos están bien logrados y también las descripciones de La Ceiba y El Porvenir que realiza Guillermo en sus ensayos preparativos para ser escritor. En la lectura van apareciendo algunos diálogos que sostiene Guillermo con su abuelo a quien le cuenta la historia que hemos estado leyendo. Este recurso empleado por Quesada es una innovación en la narrativa hondureña.
La novela está plagada de frases hechas puestas en boca de los personajes. Hay un abuso de estas palabrotas - 3 veces me encontré la palabra jodido y sus derivados-, y no es que seamos puristas del lenguaje sino que el abuso de estas palabras no contribuyen en la creación del cuerpo literario que debe ser una novela. Quizá esto le resta un poco a la obra. Por lo demás Los Barcos tiene una estructura moderna y una narración ágil.
A mediados de 1993 se publicó en Nueva York la edición inglesa de THE SHIPS, ha sido bien recibida por la critica neoyorquina, su éxito le ha promocionado a que se le mencione como un nuevo valor de la novela latinoamericana en la Enciclopedia Británica.
Actualmente trabaja con su segunda novela en inglés: THE BiG BANANA.
Nueva York, Mayo del 2002 (EFE).- El escritor hondureño Roberto Quesada acaba de publicar simultáneamente en inglés y en español su obra "Nunca entres por Miami", una novela que retrata con grandes dosis de sarcasmo la emigración latina en los Estados Unidos.
"También es una sátira del arte moderno", apostilla Quesada en una entrevista con EFE en la que reconoce tener miedo a la etiqueta de autor de la emigración, si bien tampoco rechaza el término de forma completa.
De hecho el libro, en su edición en inglés (Never trough Miami), publicado por la Universidad Houston, lo dedica a "los emigrantes del mundo que, con o sin éxito, abandonaron lo que aman y se aventuraron en la búsqueda de una Historia Personal para el bienestar de quienes quieren y para ellos mismos". .
"Nunca entres por Miami", publicado por Mondadori en la edición en castellano, trata del "emigrante, sobretodo latinoamericano, que viene con sueños y cree, a veces, que la cosa es muy fácil", explica Quesada, que agrega con sorna "pero hay sueños y sueños".
El escritor señala que mucha gente que emigra "cree que es fácil, que se trata de lograr la fama... todo lo que nos ha vendido Estados Unidos empaquetado a los países tercermundistas".
"Pero cuando se viene acá, se encuentra la triste realidad: hay que trabajar de camarero, en la construcción o en lo que sea", comenta.
Sobre el humor de sus obras, que le ha valido alguna mala crítica porque dicen pierde la oportunidad de tratar temas graves y serios, Quesada responde "un crítico no avezado puede definir mis novelas como ligeras y humorísticas, cuando en verdad estoy hablando de una realidad, sólo que con sentido del humor".
Quesada exige por ello "un lector avezado que pueda leer entre líneas y saber qué se dice, porque es el nuevo lenguaje que nos exige la globalización".
"No podemos decirlo todo de golpe. Tenemos que buscar otras maneras de decirlo. No estamos en la época de la guerra fría cuando uno se polarizaba y se ponía de un lado o de otro y la literatura tenía que decir, si eras político, las cosas de una manera"
Sobre la globalización asegura que "lo que se está viendo no es nada halagador" porque de momento "no ha dado ningún fruto" y "las consecuencias de estos últimos años para Latinoamérica no están siendo nada favorables".
Pero afirma que sus novelas no son críticas con la globalización, porque lo que trata más bien es de "contar las vidas de mis personajes y cada quien que saque sus análisis".
No obstante, en "Nunca entre por Miami, hay un capítulo en el que un embajador ecuatoriano reclama otra manera de globalización y afirma: "las migraciones son movimientos naturales espontáneos y además legítimos, que no se detienen con leyes, ni con reglamentos, ni con prohibiciones o sanciones. Y no valen muros, no valen murallas, ni siquiera las de acero inoxidable".
Quesada opina que "el problema de la inmigración se ha agravado desde los atentados de las Torres Gemelas, porque puede ser que, amparados en ello, (los Estados Unidos) también se cierren las fronteras a los emigrantes".
La novela, escrita antes de esa fecha, parece en ese sentido una premonición cuando en ese mismo capítulo se afirma que "eran tiempos difíciles; se anunciaban deportaciones masivas de emigrantes hacia sus respectivos países. Las leyes cambiaban a una velocidad espeluznante".
Pero Quesada también aprovecha para cuestionar el arte moderno o aquella parte de éste que está vendida como arte y no forma más que parte de lo comercial.
"Un cacho de bicicleta", así define uno de los personajes la escultura hecha con una bicicleta recogida de la basura y que, pese a ello, es vendida por diez mil dólares.EF
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